Ya la viuda del emperador Guillermina Amalia hizo plantar un jardín de naranjos en Schönbrunn y ordenó construir un invernadero para que las plantas cítricas pasen los inviernos.
Hoy como antes se presentan conciertos en este lugar histórico. Todas las noches la Orquesta palaciega de Schönbrunn toca en el escenario original las obras más conocidas de Mozart y Strauss.
La mayoría de las orangeries – los que comprenden el edificio y el parterre como obra de arte en su conjunto – tienen su orígen en los principios del siglo XVIII, la arquitectura barroca y el jardín francés al mismo tiempo.
Lo que se comprendía como centro de atención de estas instalaciones prébarrocas no fue la arquitectura, sino la admiración de los árboles cítricos traídos de países exóticos. Sólo en el tiempo del barroco la propiedad de naranjos se convertía en metáfora de virtud principesca: naranjas y frutas cítricas se equipararon con las manzanas de oro del jardín mítico de los Hespérides en el fin del mundo, los que el héroe Hércules trajo a la tierra como precio para su virtud y como símbolo para la vida eterna, después de haber matado al dragón que había cuidado a los árboles..
En el Palacio de Versalles se colocaban estos naranjitos cargados de simbolismo hasta dentro de las habitaciones de Luis XIV. Correspondientemente las orangeries no solamente se utilizaban para invernar plantas delicadas, sino también eran lugar donde se llevaban a cabo fiestas y represantaciones cortesanas. Estas representaban una parte importante del conjunto del palacio.
Ejemplos de los edificios de orangeries son el del Palacio Trautson en Viena (el arquitecto es J.B. Fischer de Erlach, construido en el 1710) y la orangerie del Castillo Schönborn en Göllersdorf (arquitecto es J.L. de Hildebrandt, construida en el 1716).
Una especialidad presentaba el Palacio Belvedere en Viena: las plantas cítricas se quedaban en el mismo lugar durante todo el año. Un invernadero de madera se contruía en otoño por encima de los árboles, y se retiraba en primavera.
La Orangerie de Schönbrunn con su longitud de 189 metros – más que el palacio – y sus 10 metros de ancho es la segunda más grande orangerie existente, después de la de Versalles. Son también estas dos orangeries las que aún se encuentran en funcionamiento.
En el siglo XVII el Palacio de Schönbrunn era un palacio de esparcimiento sin edificio de orangerie: el emperador Carlos VI no tenía mayor interés, pero la viuda del emperador, Guillermina Amalia, la esposa de José I, plantaba una colección reseñable de naranjos con sus jardineros.
Un retrato de la colección gráfica Albertina documenta la estructura única de este jardín: en una agrupación óctupla estan colocados 344 naranjos alrededor de una fuente. Pués el número ocho ya en la edad antigua se consideraba un número misterioso y esotérico.
El edificio de la Orangerie de Schönbrunn de hoy fue construido en los años 1754 y 1755. Para el planeamiento se presume que el responsable fue el arquitecto Jean Nicolas Jadot, pero la realización quedó al arquitecto palaciego Nikolaus Pacassi, debido a que Jadot dejó Viena en el año 1753.
Después de la terminación del edificio se realizó alrededor del año 1760 el jardín de la orangerie. El edificio con su longitud de 189 metros – más que la del palacio – y sus 10 metros de ancho es después de el de Versalles el edificio de orangerie más grande del mundo.
Con el salón de la orangerie colinda en el este la casa de cidros, en la cual se alojaban cítricos especialmente delicados. Los capiteles de la fachada al lado del jardín tienen forma de máscaras y así son las únicas esculturas figuralizadas de la Orangerie de Schönbrunn. Con sus rasgos grotescos personifican monstruos, candelejónes, sonrientes, maliciosos, ilusionistas, tragafuegos, gritónes. No había límites a la fantasía.
Otra especialidad de la Orangerie de Schönbrunn es el suelo radiante que esta funcionando desde hace 250 años – son las baldosas oscuras en el piso de la sala. Ese suelo aseguraba temperaturas regulares para la invernación de los árboles.
En los tiempos del emperador José II se organizaban banquetes en invierno, cuando la orangerie estaba llena de plantas en macetas como hoy en día. El emperador había visto fiestas como estas en el invernadero de San Petersburgo, cuando había viajado a Russia. El 6 de febrero del año 1785 emperador José II invitó a 56 aristócratas escogidos al azar a un banquete. Los invitados se recordaron: „Las flores de cada estación del año perfumaban aqui en la yema del invierno sobre una mesa espléndida, alrededor se ubicaban naranjos y cítricos bajo la iluminación más bella y después había comédia y baile en este salón floreciente de invierno“.
Se presentaban escenas de Emilia Galotti de Lessing, la comédia Der seltene Freier y la ópera italiana Il finto amore. Un año después, el 7 de febrero del año 1786, en una fiesta parecida, se estrenó la ópera Der Schauspieldirektor con la música de Wolfgang Amadeus Mozart y la ópera de Antonio Salieri Prima la musica, poi le parole. Mozart y Salieri competieron musicalmente por estas obras mandadas a componer por José II.
También aquí en los tiempos del congreso de Viena se daban algunas noches de gala. El 11 de octubre del año 1814 cenaron invitados principescos en dos mesas con 62 puestos por mesa. Los invitados más importantes tenían su puesto debajo del abanico formado por las hojas de una palmera grande. El edificio y el jardín se alumbraban con 28.000 lámparas. Es interesante que en estos tiempos se abría la orangerie depués del banquete para que el público podía mirarlo.
El último evento imperial que es de interés tomó lugar en el año 1839 en la Orangerie de Schönbrunn, cuando la familia imperial organizó un banquete para el sucedor al trono ruso.
A partir de la primera mitad del siglo XIX la importancia simbólica de una orangerie dejó de ser la misma como en el siglo XVIII. En estos tiempos servía el edificio solamente como invernadero para las plantas de decoración del palacio. A finales de otoño del año 1848 se alojaron tropas imperiales en el Palacio de Schönbrunn. La orangerie también se convirtió en un establo de caballos de guerra.
En verano del año 1905 se llevó a cabo la exposición del primer congreso botánico en la orangerie. El conjunto se presentaba al mundo otra vez como centro brillante. Más que 13.000 visitantes admiraron el gran número de los objetos expuestos y más que todo las diapositivas que estaban colocadas en contra de la luz de las ventanales de la orangerie, lo que era una innovación mundial en este año.
Antes de la exposición mundial en la orangerie fueron cultivadas frutas y verduras. Este uso caracterizaba el edificio en la primera mitad del siglo XX. Después de la primera guerra mundial cambió la función de la Orangerie de Schönbrunn de nuevo: las fuentes renacentistas fueron desarmadas y guardadas, los caminos en el jardín fueron pavimentados con concreto, se construyeron invernaderos y almácigas frente del edificio. Hasta el salón se encogió para dar lugar a un cuarto de calderas. Sólo en el año 1985 empezó la revitalización de la orangerie. Para llevar adelante la rehabilitación se dió mucha importancia en la utilización de los materiales originales del edificio que se encontraba ya protegido como monumento nacional.
Hoy la orangerie esta partida en dos por una pared de vidrio que posibilita ver la extensión completa del edificio. La parte más larga colindando el palacio todavía sirve como invernadero, mientras la parte cerca al portón de Meidling fue replanteado como centro de cultura y de eventos.