El recinto imperial del Palacio de Schönbrunn es debido a su larga y movida historia uno de los monumentos culturales más importantes de Austria. El conjunto completo del monumento nacional, que se compone del palacio, del parque con sus numerosos edificaciones, fuentes y figuras, y también del jardín zoológico, que es el más antiguo del mundo, fue anexado a la lista de los patrimonios culturales de la humanidad de la UNESCO a finales del año 1996. A partir de Maximiliano II Schönbrunn perteneció a la familia emperadora de los Habsburgos, hasta que después de la caída de la monarquía pasó a la poseción de la República y a la administración de la capitanía palaciega.
Desde el año 1992 Schönbrunn (con la excepción del jardín palaciego) es administrado exitosamente por la Palacio de Schönbrunn Sociedad Ltda. de Cultura y Administración, una empresa que administra, renova y conserva Schönbrunn con una gestión moderna, basada en el derecho privado.
Ya en tiempos de la monarquía la mayoría del parque palaciego servía como zona de recreo para la población de Viena. Desde los años 60 del siglo XX Schönbrunn representa una de las atracciones turísticas más importantes de Viena, cuando se abrió el palacio al público nacional e internacional. El palacio es visitado por un promedio de 1,5 millones de visitantes anualmente, el parque y las otras atracciones de Schönbrunn atraen otras 5,2 millones de personas al año. La incorporación a la lista del patrimonio de la humanidad fundada por la UNESCO en el año 1972 comprueba a nivel mundial la importancia del recinto palaciego como íntegra obra del arte barroca.
Con una longitud de más de 40 metros y un ancho de casi diez metros la Galería Grande formó el ámbito ideál para eventos palaciegos. Se utilizó para bailes, recepciones y banquetes. Los ventanales altos con los espejos de cristal en frente, la decoración de molduras en blanco y oro, y los frescos de techo crearon una obra de arte completa, que hicieron surgir uno de los más esplendorosos salónes de actos en estilo rococó. Los frescos de techo del pintor italiano Gregorio Guglielmi muestran el bienestar de la monarquía bajo el régimen de María Teresa. En el centro dominan Francisco Esteban y María Teresia, rodeados de virtudes señoriales personificadas. Alrededor de ese grupo central se encuentran alegorías de lo países de la corona cada uno con sus riquezas.
Desde el inicio de la República la Galería Grande sirve para conciertos y recepciones. En el año 1961 tuvo lugar aquí el encuentro legendario entre el presidente americano John F. Kennedy y el jefe de estado ruso Nikita Jrushchov.